Se está filtrando oro del núcleo de la Tierra: los científicos están impactados por su cantidad

Un volcán en plena erupción expulsa lava ardiente y material incandescente, iluminando el cielo nocturno con tonos rojizos y anaranjados.
Las profundidades de nuestro planeta albergan muchos secretos, y uno de los más intrigantes es la composición de su núcleo. Esta esfera incandescente en el centro de la Tierra, oculta bajo miles de kilómetros de roca, se consideró durante mucho tiempo completamente inaccesible al estudio directo. Los científicos construyeron teorías sobre su composición basándose en datos indirectos, como las ondas sísmicas y el campo magnético terrestre. Pero ¿y si los procesos profundos pudieran desvelar este misterio, transmitiendo un mensaje desde el corazón mismo del planeta a la superficie?
Existen muchas teorías sobre los tesoros que podrían esconder el núcleo de la Tierra. Algunas incluso rozan la fantasía, pintando imágenes de riquezas inimaginables. Sin embargo, la comunidad científica coincide en que el núcleo es, en efecto, un gigantesco depósito de ciertos elementos que «cayeron» en el centro del planeta durante su formación debido a su alta densidad. Durante mucho tiempo, se creyó que estas sustancias estaban encerradas para siempre en las profundidades.
Pero los procesos geológicos en la Tierra son ininterrumpidos. La actividad volcánica, las columnas del manto, el movimiento de las placas tectónicas: todo esto evidencia la naturaleza dinámica de nuestro planeta. ¿Podrían estos procesos servir como una especie de «ascensor» para sustancias del interior profundo? Descubrimientos recientes en el estudio de rocas volcánicas nos obligan a replantear esta cuestión y sugieren que el núcleo de la Tierra no está tan aislado como se creía.
Investigadores de la Universidad de Gotinga (Alemania) han anunciado resultados sorprendentes tras el análisis de muestras volcánicas recogidas en las islas hawaianas. Se han encontrado trazas de metales preciosos, como platino, rutenio y, sorprendentemente, oro, en estas rocas.

«Cuando llegaron los primeros resultados, nos dimos cuenta de que habíamos encontrado literalmente oro», declaró el geoquímico Nils Messling. Los datos confirmaron que material del núcleo, incluyendo oro y otros metales preciosos, se estaba filtrando al manto suprayacente de la Tierra.
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Algo mucho más valioso
La clave de este descubrimiento fue el descubrimiento de un isótopo específico del rutenio, el 100Ru. Si bien este isótopo también está presente en el manto terrestre, se encuentra en cantidades ligeramente mayores en el núcleo, donde se estima que se encuentra el 99,999 % del oro del planeta, así como otros metales preciosos. Esto se debe a que, cuando la Tierra se formó hace unos 4500 millones de años, parte del rutenio contenido en el núcleo tenía un origen diferente al de la pequeña cantidad presente en el manto actual. Las diferencias entre las dos formas de rutenio son tan pequeñas que hasta ahora los equipos de los geólogos no habían podido separarlas.
Sin embargo, las nuevas técnicas de análisis isotópico desarrolladas recientemente en la Universidad de Gotinga han permitido a los científicos lograr precisamente eso. Al distinguir entre dos tipos del mismo isótopo, el equipo descubrió que algunos basaltos volcánicos hawaianos contienen una señal de 100Ru inusualmente alta. Esto significa que el material debió originarse cerca del límite núcleo-manto. Esto confirma que el núcleo terrestre, que antes se creía inaccesible, está siendo expulsado a la superficie en pequeñas cantidades durante las erupciones volcánicas.

«Ahora también podemos demostrar que enormes volúmenes de material del manto sobrecalentado (varios cientos de billones de toneladas métricas de roca) se originan en el límite entre el núcleo y el manto y ascienden a la superficie terrestre para formar islas oceánicas como Hawái», añadió Matthias Wilbold, coautor del estudio. Esto no solo confirma la fuga de metales preciosos, sino que también evidencia procesos de intercambio de materia a gran escala entre las capas profundas de la Tierra.
Ahora los científicos se enfrentan a la pregunta no de si este proceso inesperado está ocurriendo, sino de si ocurrió en el pasado y con qué frecuencia.
«Nuestros hallazgos abren una perspectiva completamente nueva sobre la evolución de la dinámica interna de nuestro planeta», concluyó Messling. Este descubrimiento podría conducir a una revisión de muchos modelos existentes sobre la estructura interna y la evolución de la Tierra, además de proporcionar nuevas pistas sobre la distribución de los minerales.