Arqueólogos vs detectoristas: el debate en España

Una vez que hemos comprendido la normativa actual sobre la detección de metales en España y entendido en qué consiste la detección recreativa, surge una pregunta inevitable: ¿por qué este hobby es tan menospreciado por «nuestros expertos»?

Un recordatorio importante: la Comunidad Europea reconoce y fomenta el uso libre de detectores de metales en un contexto recreativo. Además, algunos representantes políticos comparten esta visión, especialmente los defensores del medioambiente, quienes consideran esta afición como una solución ecológica y económica para limpiar los suelos de contaminación metálica.

Ahorro de dinero público para el Ministerio de Cultura

moneda de metal

El Ministerio de Cultura, responsable de la arqueología, rechaza categóricamente la idea de una versión española del Treasure Act. La razón que se alega es el riesgo de legalización del expolio arqueológico.

Sin embargo, en realidad, los arqueólogos temen sobre todo una reducción de las subvenciones y del número de profesionales si se implementara un sistema similar.

El ejemplo británico: Desde la implementación del Treasure Act en Inglaterra, el número de arqueólogos en campo ha disminuido un 60 %, lo que ha permitido que el resto pueda concentrarse plenamente en excavaciones de gran interés y en el análisis de los hallazgos declarados por los aficionados. Esta información, compartida durante el Detectival anual británico, ilustra una colaboración eficaz entre aficionados y profesionales.

Resultado: más de 50 000 detectoristas participan voluntariamente en una campaña nacional de arqueología preventiva. Esto ha permitido un incremento del 350 % en los hallazgos arqueológicos importantes en comparación con el periodo anterior a esta ley.

Para el Ministerio de Cultura británico y los contribuyentes, este enfoque ofrece una mejor comprensión de la Historia nacional al tiempo que es económico y pragmático.

Mayor eficiencia en la consideración del potencial arqueológico

Sin embargo, es necesario recordar algunas realidades: prácticamente no existe arqueología preventiva en España desde hace más de 40 años debido a recortes presupuestarios. De hecho, la arqueología actual es una arqueología de rescate. Dado que los arqueólogos no pueden estar en todas partes, deben priorizar lo más urgente, lo cual es completamente normal y lógico.

La arqueología de rescate consiste en la intervención de arqueólogos en un sitio después de obras viales o de construcción inmobiliaria con el fin de evitar la destrucción o la posible pérdida definitiva de este patrimonio. Esto provoca retrasos en las obras, mientras que si un detectorista hubiera inspeccionado la zona antes del inicio de los trabajos, podría haber declarado su hallazgo y, de este modo, haber impulsado excavaciones previas al comienzo de la construcción.

Un silencio de subsistencia para los buscadores de metales en España

En España, estamos muy lejos del pragmatismo inglés (o incluso belga, ya que ellos también han implementado un sistema de Treasure Act ligeramente modificado). En España, se tiene el derecho de utilizar un detector de metales, pero no se permite detectar en un sitio arqueológico (lo cual es normal). Sin embargo, hay que ser capaz de saber cuáles han sido catalogados como zonas arqueológicas, y ahí radica el problema: no se hace pública ninguna información al respecto.

Se puede encontrar un objetivo con un detector de metales, pero si el objeto parece ser anterior a 1875, es obligatorio declararlo. Y aquí está el problema: mencionar que se ha encontrado con un detector de metales puede llevar a un registro y a una multa considerable por «saqueo arqueológico» (incluso si la zona donde se estaba buscando no está catalogada como tal).

Es imposible, con un detector de metales, predecir la naturaleza o la antigüedad de un objeto antes de haberlo desenterrado e identificado. ¿El resultado? Si se encuentra una moneda romana, por ejemplo, lo mejor es volver a colocarla en el agujero, taparlo y olvidar que se ha encontrado, para evitar cualquier problema con la justicia. Esta es la realidad de un buscador de metales en España.

Otra realidad importante: por cada 10 agujeros excavados, un buscador encuentra 1 objeto interesante (el 90 % de los hallazgos son basura). De cada 10 hallazgos interesantes (en su mayoría monedas, en un 95 %), solo 1 es identificable, mientras que el resto no tiene interés histórico. Esto significa que, en promedio, solo el 1 % de los hallazgos tiene un potencial histórico por cada 100 excavaciones.

detector de metales

Por último, no se debe olvidar que los objetos metálicos (oro, plata, cobre, bronce, hierro, etc.) sufren una destrucción progresiva debido al tiempo, los productos fitosanitarios y el trabajo mecánico de los arados agrícolas. Estos factores a veces los hacen imposibles de identificar para siempre. En Inglaterra, un objeto encontrado podría haber sido estudiado, registrado en un mapa nacional, fotografiado, y el detectorista incluso recibiría un reconocimiento por su contribución a la Historia. Un contraste impactante con la regulación española.

Aquí radica la paradoja de la regulación española sobre la detección recreativa.

Las expectativas de los buscadores de metales sobre la evolución de la regulación

Aunque esta regulación existe, no es ideal, ya que pone en entredicho la integridad y el verdadero propósito del buscador aficionado. De hecho, si bien su autorización es clara, su marco legal es mucho menos preciso, dejando así lugar a una interpretación libre y a una confusión que califica a los detectoristas como saqueadores de tumbas o expoliadores arqueológicos.

Hoy en día, son pocos los buscadores que detectan en sitios protegidos, o si lo hacen, es a menudo por desconocimiento de la clasificación del lugar. Como hemos visto, un sitio arqueológico casi nunca está identificado como tal.

Para solucionar este problema, los buscadores desearían poder seguir explorando con sus detectores de metales en busca de objetos perdidos por nuestros antepasados, completamente al azar (ya que un detector por sí solo no puede determinar la naturaleza del objeto antes de desenterrarlo) y, al mismo tiempo, limpiar el suelo de todos sus componentes metálicos y otros desechos acumulados a lo largo de los siglos (pues la detección es en un 85 % una actividad de descontaminación metálica). No se debe pensar que se encuentra una moneda todos los días.

Los detectoristas desearían poder declarar sus hallazgos sin miedo a ser tratados como saqueadores, para contribuir al conocimiento arqueológico del país, como ocurre en otros países del norte de Europa o en Inglaterra, que está mucho más avanzada en este tema. Así, en Inglaterra, en 2022 se descubrieron cerca de 35 nuevos sitios arqueológicos de gran importancia, frente a cinco veces menos antes de la implementación de la ley inglesa, el Treasure Act.

Los buscadores fueron felicitados por sus acciones en beneficio del patrimonio nacional, y los arqueólogos pudieron estudiar estos descubrimientos con mayor precisión, centrando sus excavaciones preventivas de forma más efectiva. Todo ello dentro de un marco jurídico claro. Todos salen ganando.

Y hoy en día, los aficionados a la detección en España esperan precisamente eso: una evolución de la ley para dedicar su tiempo libre a recuperar los vestigios de nuestra Historia española. Esperemos que en un futuro próximo, el Estado pueda comprender los beneficios de modernizar la regulación sobre la detección recreativa y lo que esto puede aportar a nuestro patrimonio común.